El sentido de las palabras

Ayer, como viene siendo habitual en las últimas semanas, acompañé a mi mujer a su sesión habitual de acupuntura.
Para poneros en antecedentes, os explico un poco como es eso: Entramos a un cuarto, le controlan la evolución de la semana, y le dan la dieta de los próximos 7 días. Yo apunto lo que mi mujer come durante el fin de semana, porque al final, también va a ser lo que como yo, y así, mas o menos, se lo que me toca comprar en el super. Ayer echando el vistazo de rigor, decidimos cambiar los días, porque el sábado toca lentejas, y yo eso, ni me lo como, ni se como se hacen.
Llegamos a la conclusión de que lo vamos a cambiar por pollo con no recuerdo que verdura. Y entonces, la asistente del acupuntor se mete en nuestra conversación y dice ella muy diligente:

"¿Tu sabes que puedes cambiarlo por ternera? Que no hace falta comer siempre pollo. O conejo, come conejo niña" (Sí, sí, come conejo pienso yo)

Y entonces es cuando a mi se me escapa la sonrisa, miro a mi mujer, que tambien sonrie y las dos miramos a la asistenta, que nos sonrie con cara de "ummm, aquí pasa algo". Ella, con tó su gracia, remata la conversación diciendo:
"Que te va a salir pluma de tanto comer pollo"

Y ya es cuando es imposible aguantar la risa y toca soltar una carcajada y pasarme la media hora restante pensando "come conejo niña, que te va a salir pluma"

En fin, hasta aqui la pollada del día. Voy a seguir dandole un paseo al árbol artificial que me he traído y no tengo ni idea de donde ponerlo. Despues de haber pasado por todo el salón, ahora mismo lo tengo en el dormitorio. Al final, volverá a casa de mi madre, ya vereis.

Se aceptan consejos in-situ acompañado de rico afé con titas (cafe con galletitas segun el lenguaje de Aitor)

T.