jueves, 2 de agosto de 2012

Cateta en remojo

Hoy he tenido un pequeño premio al salir de trabajar. Una compañera del curro me ha invitado a una sesión de spa en su megapija urbanización (si, tan pija, que tienen incluso un Spa). Para mi, mujer de pueblo mas que de grandes ciudades, ha sido mi tercera vez en un Spa, pero parecía que se me habían olvidado las otras dos. 

El  tenso numero 1 ha estado, como no, en los vestuarios. Nunca se como comportarme en los vestuarios. La gente se desnuda delante mía como sin tal cosa, y yo intento poner cara normal, cuando en verdad estoy pensando "controla tus ojos niña". No porque vaya a mirar con deseo, porque tampoco es que sea una adolescente con revolución de hormonas, pero el hecho de que se desnuden delante de mi y que es feo mirar y que no debo, me pone tensa. El segundo momento complicado ha sido cuando me ha tocado a mi quitarme la ropa y ponerme el bikini. ¿que hago? ¿me meto en un baño? ¿me desnudo aqui en medio? ¿y si a ella le entran ganas de mirarme y se pone incomoda porque piensa que quiere pero no debe? Peor aun...y si en ese momento en el que me estoy quitando las bragas entra alguien que ella conoce y me la quiere presentar... menudo marronazo señoras! Ya con el bikini puesto, se me ha presentado el gran problema de ponerme uno de esos gorritos de goma que se supone que sirve para que no se te moje el pelo.   Valga decir que mi coordinación no es especialmente buena, y tener que sujetarme el pelo con una mano, abrir el gorro con la otra y meter la cabeza dentro del gorrito en cuestion no me ha sido nada facil. O se me salia el pelo, o se me salian las orejas. 

Pasado este momento eterno, y ya con el bikini y gorro de las narices puesto, nos hemos ido a la piscina esa con los chorros. La primera parada era una especie de silla dentro de la piscina, con unos chorros que estan previstos para que te den en la zona lumbar. Yo, con mi forma de sentarme habitual, me he dado un masaje de mitad de la columna hacia arriba. No se si la silla es rara, sin mis lumbares estan muy bajas y no me da el chorrito en cuestion o si directamente, tengo un concepto equivocado de lo que son las lumbares. Al rato, hemos cambiado a otro de esos chorros. Ahora toca darse un masaje en los gemelos. Interesante cuestion. Sobre todo cuando se supone que tienes que ponerte de espaldas, y yo me he puesto de frente. La gente se habrá quedado flipando, pero....y el masaje que me he llevado en las pantorrillas, "pa mi se queda"


Hemos seguido con el circuito, charlando de tonterias. Hasta que, evidentemente, ha llegado el momento de hablar de cosas serias.  Ahí estaba yo, luchando con todas mis fuerzas, porque se supone que mi cuerpo deberia de estar apoyado en una superficie y en verdad estaba flotando casi arrastrada por la corriente de 20 chorros echando agua a la vez, cuando, como era de esperar, la gran pregunta ha salido: "¿te gustan las mujeres verdad?" Eso lo tenia previsto, de hecho, mi respuesta estaba preparada desde hace una semana, cuando me dijo que porque no íbamos juntas al spa. No se ha sorprendido cuando le he dicho que estoy con una chica. Pero a mi me ha dejado muerta cuando me ha reconocido que ella, a pesar de que ahora mismo tiene una relación desde hace 10 años con un chico, es bisexual y que ha estado 6 años viviendo con una chica. No he podido hacer otra cosa que sonreírme, y llamarme a mi misma tonta, por ser siempre tan reticente a reconocer abiertamente lo que soy. 

Moraleja del día: los gorros para que no se te moje el pelo no sirven absolutamente para nada. 

T. 

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